Numerosos estudios respaldan la idea de que la falta de actividad física contribuye a diversas enfermedades crónicas. Hoy en día el sedentarismo es una de las grandes causas que nos están enfermando. La obra de Daniel E. Lieberman, profesor de Biología Evolutiva Humana en Harvard, destaca que nuestros cuerpos evolucionaron para moverse y mantenerse activos.
Al observar a las poblaciones contemporáneas de cazadores-recolectores, como los Hadza en Tanzania, se evidencia que la actividad física constante está íntimamente ligada a una adecuada salud. La carencia de enfermedades crónicas en estas comunidades refleja la conexión natural entre el movimiento y la salud.
Beneficios Evolutivos: El ejercicio no solo promueve la aptitud física, sino que también optimiza la función cerebral, fortalece el sistema inmunológico y regula el metabolismo. Estas adaptaciones evolutivas están arraigadas en nuestro ADN, subrayando la importancia de incorporar la actividad física regular en nuestra rutina diaria.
Si bien nuestra sociedad ha experimentado un cambio rápido, nuestro genoma sigue siendo esencialmente el mismo que el de nuestros antepasados. Nuestros cuerpos se adaptaron para moverse, cazar y explorar, y la falta de actividad física nos lleva a numerosos problemas de salud.
- Obesidad: La falta de actividad física puede conducir al aumento de peso, ya que el cuerpo no quema suficientes calorías para mantener un equilibrio adecuado.
- Enfermedades Cardiovasculares: La inactividad está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial y las enfermedades cardíacas.
- Problemas Musculares y Óseos: La falta de movimiento puede resultar en la pérdida de masa muscular, disminución de la densidad ósea y aumentar el riesgo de problemas articulares.
- Diabetes Tipo 2: La actividad física regular ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre, por lo que la falta de ella puede contribuir al desarrollo de la diabetes tipo 2.
- Problemas Psicológicos: El sedentarismo se ha relacionado con problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, debido a la falta de liberación de endorfinas y la reducción del bienestar emocional.
- Trastornos Metabólicos: La falta de actividad puede afectar negativamente al metabolismo, contribuyendo a desequilibrios en los procesos metabólicos del cuerpo.
- Riesgo de Cáncer: Estudios sugieren que la inactividad física puede aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de colon y el de mama.
- Problemas Respiratorios: La falta de ejercicio puede afectar la capacidad pulmonar y predisponer a problemas respiratorios.
De hecho, en las «Blue Zones», regiones reconocidas x tener una alta longevidad y calidad de vida, el ejercicio físico es uno de los pilares fundamentales de la salud. Estas comunidades, como Okinawa en Japón y la isla de Ikaria en Grecia, integran la actividad física de manera natural en sus estilos de vida diarios. Desde caminar distancias considerables hasta practicar actividades agrícolas, el movimiento constante está incluido en la vida cotidiana.
La integración natural del ejercicio en el día a día, no solo mejora la salud general, sino que también promueve la vitalidad física, la conexión social y emocional, consolidando al ejercicio como un elemento esencial para la longevidad y el bienestar.